domingo, 9 de noviembre de 2014

aceitunas aliñadas con amor



-“Dominus vobiscum”
Ese es el saludo devoto con el que mi padre da por concluida la liturgia.
El  cucharón de madera hace las veces de hisopo.
Podemos ir en paz: las aceitunas de hogaño ya están aliñadas.
¡Y bendecidas! Tendrán que salir buenas a la fuerza.

       Tienen todos los ingredientes: las olivas manzanilla de verdeo que ordeñé al olivo del “Curandero” y que Juan Antonio se ha encargado de rajar y endulzar con agua de lluvia; los dientes de ajo sin pelar; el imprescindible orégano y un poco de tomillo salsero-¡Dios, cómo me huele a campo y a feliz infancia!-; unos cuantos pimientos secos que mercadeé en el martes de Plasencia y que ya cuelgan enristrados de una viga en la cocinota; las hojas del laurel victorioso y la sal- salmuera a prueba de huevo flotando …

       No, madre, no me olvidé de tus cáscaras de naranja. Sé que estás ahí sentada junto a padre y quieres que las cosas nos salgan bien. No te preocupes porque me acordé de las cáscaras de naranja, bien peladas, sin la telilla blanca que cubre los gajos -porque eso ablanda mucho el guiso, decías siempre.
-Estas cosas se hacen con amor.
Ese no falta. Es el ingrediente principal. Solo tienes que fijarte en la cara que pone padre, que llena de contento y alegría todo el portalón. Y eso que lleva un noviembre duro.
“Estás como tonto”, susurras complaciente.

Dominus vobiscum.
Ahora toca esperar; esperar a que la vida nos dé tiempo, esperar a que las aceitunas se tomen de los guisos y verás qué ricas en el cuenco de barro sobre la mesa camilla.

lunes, 20 de octubre de 2014

fotopoema

Estás solo, lo mismo.
Yo no toco tu vida, tu soledad, tu frente,
yo no soy en tu noche más que un lago, una copa,
más que un profundo lago,
en que puedes beber aun cerrados los ojos,

olvidado.
             
  IDEA VILARIÑO




viernes, 22 de agosto de 2014

M. E. el Banksy de las Villuercas


ME, el Banksy de Las Villuercas

I
Esta sierra nuestra de Las Villuercas no dejará nunca de asombrarme.
Hace unos días, en pleno mes de agosto, cuando el paisaje bebe a grandes sorbos dejando seco el cauce pedregoso de los arroyos y desvanece los aguazales, cuando en el secano rabioso la chicharra anda segando nuestros tímpanos, al tiempo que se apaga el celo de los corzos,… -que diría Joaquín Araujo-
…..hace apenas unos días decidí emprender una nueva ruta por el geoparque. Mis pupilas llevaban tiempo pidiendo que las pintara de verde helecho y necesitaba impregnarme con el aroma del orégano silvestre, esa planta que dicen fue creada por la diosa Afrodita para hacer más feliz al ser humano.

Había que madrugar y caminar con la fresca; había luego que buscar las umbrías de sus gargantas y descender por las pedreras hasta los mares antiguos de sus valles. No debía recorrer senderos ya trillados. Al que camina con la mirada atenta siempre le apetece descubrir nuevos rincones. 
Tomé papel y lápices de colores. Sobre el blanco del folio tracé la ruta que había de guiarme hasta el lugar elegido, mi geositio particular. En esta ocasión se trataba del Corral de Porrinas. Sería una ruta circular por toda la vertiente norte de la sierra de Porrinas. Recorrería las umbrías de los camorros cruzando la garganta de Calabazas- no sin antes dar un abrazo al Castaño del Postuero-, la garganta del Endrinal y el arroyo la Cancha. Antes de llegar al arroyo del Obispillo torcería para trasponer el cerro Ballesteros a mi derecha y salir de nuevo a las casas de Calabazas completando el círculo.
No dibujé en el mapa las insoportables vallas cinegéticas porque sabía que no iban a detener mis pasos. Tampoco señalé los desvencijados torreones de madera seca situados junto a las charcas donde el venado se pone a tiro y el cazador de hoy sacia por un momento su sed de muerte; oxidado y agónico eslabón que aún se mantiene unido a la ancestral cadena de los cazadores del ayer.
¡Qué fácil sobre el papel! No me ha llevado ni media hora pergeñar la ruta y serán nueve las horas del día que dedicaré satisfecho a caminarla. El sinclinal del Guadarranque y el Gualija: sierras fracturadas, escondidas vegas y laderas empinadas , hoyas que te desorientan, collados y apreturas, breñas, navas, casqueras, guijos y canchales,…espectacular orografía villuerquina que asombra y encandila al caminante que la descubre sin prisas; fértiles valles con bosques en galería de loreras y alisos, las cumbres tupidas de rebolla y castaños, cornicabras, enebros con raíces que buscan grietas imposibles entre la dura cuarcita, brezales y pringosos jarales, recios madroños y olorosas torviscas.
Y antiguo paisaje humano: cuevas y abrigos del cazador neolítico, destechadas majadas de cabreros , colmeneros y carboneros que aún mantienen en pie compactas paredes de piedra; corrales y alquerías sin sombra ya de sus parrales e higueras secas. Y topografía de la guerrilla, refugios y campamentos de los maquis, los de la sierra: El Madroño, vecino de Carrascalejo que dicen que anduvo escondido por estos lares más de año y medio antes de unirse a las partidas, El Jabato, La Daniela de los Barroso, de Bohonal, El Jopo y sus tres hijos, de Navatrasierra, El Romero, de Castañar, abatido en una emboscada en el molino de Malviento. Y los jefes de las divisiones: El Reprecioso-con más de cincuenta hombres en su partida-, el Quincoces y Chaquetalarga .

Pero este es otro camino, el sacrificado camino de la libertad que decidieron emprender antes que someterse y que todos ellos pagaron con la mala vida e incluso con la muerte. De ellos ya os hablaré en otro momento. Estoy en ello. Fueron resistentes y merecen ser reexistentes antes que el tiempo tragaldabas borre de la memoria de nuestros mayores las huellas del recuerdo. El sendero existe y en Castañar de Ibor lo conocen con el topónimo de “los malos pasos “.

II

El asunto es que nada más comenzar mi andadura me iba a encontrar con una favorable sorpresa.
Caminaba por parajes conocidos, populares geositios oficiales -que me abstengo de nombrar por razones que, como más adelante veréis, vienen al caso que me ocupa- y que rara vez se caminan en soledad.

La primera vez que hice esta ruta fue en mayo de 2011
El sendero atraviesa una mancha de rebollar y continúa en paralelo a un regato engalanado de orquídeas en primavera. En su otra orilla se abre una pequeña vega a los pies de una pedrera.
En aquella ocasión, de la rama de un melojo colgaba una tablilla de madera con una inscripción en letras negras que decía: ” SE VENDE”.
Bien empezamos, poderoso caballero. La propiedad en cuestión parecía ser una pequeña parcela de la vega donde su dueño había plantado varios castaños protegiendo sus troncos aún jóvenes de los refregones del jabalí y de las tarascadas de las cabras y venados con una malla metálica.

Para añadir valor a la parcela, tamaña repoblación venía acompañada de un habitáculo a modo de refugio que era ni más ni menos que... ¡UN CONTENEDOR! Sí, sí, un contenedor marítimo de esos que acostumbramos a ver en las zonas portuarias de carga y descarga. ¿Qué hacía allí tamaño mamotreto? ¿Cómo se había permitido semejante atrocidad en un paraje del geoparque tan hermoso, tan visitado y tan publicitado?Estaba claro que hasta allí había llegado la civilización y aquello dejaba de ser un paraje natural para convertirse por mano del hombre en un paisaje urbano como tantos otros.
Porque ahí no quedaba la cosa. Había más. También habían llegado los grafiteros; no los artistas, los otros, los gamberros egocéntricos que tan solo aspiran a dejar constancia de su paso por el mundo sin pasar desapercibidos y lo mismo les da pintar una columnata del templo de Talaveruela que escribir sobre las desprotegidas pinturas rupestres del Cancho del Reloj aquello de “aquí estuvo Vicente” sin saber el daño que afligen a nuestro patrimonio cultural; nuestro, de todos.
Y habían hecho su trabajo decorando a su manera la chapa del contenedor –que al menos era de un discreto color verde tenis; todo hay que decirlo-.
Por aquel entonces, todo este despropósito no había enfadado al paisano que se limitaba a manifestar su queja porque alguien había cambiado de lugar el mojón que delimitaba su propiedad, con una pintada sobre una enorme tubería de cemento.

Esta vez algo había cambiado y esa es la favorable sorpresa de la que os hablé al principio y que no sería la última que la jornada me tendría reservada. El contenedor seguía ocupando su lugar pero ahora sus cuatro caras metálicas estaban pintadas imitando a la madera noble y techado con una cubierta vegetal. El dueño había eliminado los grafitis y retirado la tubería/pancarta reivindicativa. El cartel de “SE VENDE” se mantenía suspendido de la rama sobre la vereda -parece que el bungaló seguía sin interesar a nadie- . Los plantones estaban hechos unos mozos y los helechos ocupaban el primer plano siguiendo el rastro del agua que refrescaba la vega.
“Esto ya es otra cosa”, pienso en voz alta -total, nadie me oye. “Ya casi todo ocupa su lugar natural. No todo “. Y sigo mi camino, el que llevo dibujado en una cuartilla que de vez en cuando extraigo de la mochila para cerciorarme y buscar referencias a sabiendas de que , como casi siempre me ocurre, algo me hará cambiar de rumbo; nunca de meta.
Y ahora sí que es verde el camino. En pleno mes de agosto y de secano rabioso, aquí estoy abriéndome paso entre los helechos que me superan en altura y que cubren el sendero. La garganta se encajona. Pronto aparecen los primeros prunus lusitanica, el azarero, el loro - otro tesoro natural de nuestra Villuercas donde aún sobrevive. El clima del continente hace tiempo que dejó de favorecerle. Sin embargo aquí sigue adaptándose al cobijo de la humedad de los ríos y arroyos. 
Al pasar junto a un esbelto ejemplar algo llama mi atención y me detengo. Sobre un cancho de cuarcita y entre sombras reposa un brote desprendido del azarero.
¡Qué extraño! ¿Y esa mancha blanca? ¡Parece que tiene florescencias! No puede estar en flor; es imposible; no es el tiempo. Me acerco a la piedra en penumbra. ¡Anda! ¡Y frutos maduros! ¡Eso si que no, las dos cosas a la vez, no!”. Intento coger la ramita pero topo con la superficie fría de la cuarcita.

Me quedo de piedra, pasmado y con la boca abierta como un tonto. ¡¡¡Es una pintura!!! ¡Qué hermosa copia! .Tardo un rato en asimilar lo que mis ojos ven y mis dedos palpan. ¡Vaya un artista! Contemplo la obra del hombre y no salgo de mi asombro. Esto sí que es nature art. ¡Qué copia tan bien conseguida de una naturaleza imposible! Saco la cámara; hago unas cuantas fotos de tan maravilloso y extraño hallazgo. Sitúo el lugar en mi gepeese mental y tardo en arrancar de nuevo.
Ahora camino con la vista bien repartía, que dicen en mi pueblo. Reduzco el paso no sólo porque la senda atraviese una pedrera y haya que estar atento a ver dónde pisas sino porque es posible que la visita a la galería, a la exposición, todavía no haya concluido.

¡Ahí hay otra! Casi me trastabillo. Esto me pone nervioso. Parece que estoy buscando cesarinas y no es lo mismo. Esta vez ha sido más sencillo dar con ella. Es una cuarcita blanca que reposa en la canchera. Sobre su cara más plana lo que ahora representa la pintura es la cuerna de un corzo. ¡Otra preciosidad! No salgo de mi asombro. Tengo la sensación de haberme encontrado un pequeño tesoro artístico. Así es. “Y esta piedra podría cargarla en la mochila. Ni se te ocurra. No es para tanto. Ni que fueras a gambusinos.”
Mi mente no para de hacer conexiones. Grafitti: manifestación artística pintada de forma ilegal en los muros de las calles de las urbes con intención de hacernos reflexionar sobre temas sociales. Urbe/ Mundo rural. Compromiso social/Compromiso natural”.

Recuerdo entonces aquel pinar de mi verde Euzkadi, el Bosque de Oma que Agustín Ibarrola convirtió en un bosque encantado con sus pinturas. Arte sin ataduras, cultura colectiva.
Y pongo nombre al autor anónimo: El Banksy de las Villuercas. Aún desconozco que me faltan las iniciales. Eso lo descubriré más tarde cuando al dirigirme hacia la chorrera de la garganta me desvío para sacar fotos a un abrigo natural cercano que conozco. No he dado ni diez pasos desde que abandoné el camino y me encuentro de frente con otro cuadro.

Esto ya es demasiado. Sobre una superficie rocosa y plana aparecen ahora unos trazos esquemáticos en rojo y negro imitando las pinturas rupestres tan frecuentes en el geoparque. Eran unas representaciones antropomórficas y corniformes.
Este ya no me gustaba tanto. Lo hacía mejor el hombre del paleolítico, con sus óxidos de hierro machacados y mezclados con sangre y médula de animales. Además, en esta ocasión, a un lateral del paño pictórico aparecían bien visibles y con mayúsculas las iniciales del autor o autora de la obra: M E

“Se acabó el juego. Ya tenemos una pista”, pienso. “Ha sido un agradable hallazgo y puede que no sean las únicas que el Banksy este tenga repartidas por la ruta pero prefiero continuar”






***


Se ha entretenido demasiado aunque puede que esté a tiempo de encontrar pinturas de las de verdad, como aquella vez en la cancha del ribero del Almonte. O descubrir un poblamiento vetón como el del cerro que se alza junto al charco Vaquilla, o una estela funeraria. O dar con el paradero de Lomundo, la ciudad perdida.
¿Quién sabe? De todos modos, lo que hoy se ha cruzado en su camino ya ha merecido la pena pero ¡le queda tanto por ver!
Y el que camina con la mirada atenta prosiguió su camino por Las Villuercas, territorio vetón. Unas horas más tarde le encontraremos de nuevo emocionado al toparse con un venado, un precioso macho con cuernas de cinco puntas que se negaba a abandonar la sombra de su higuera favorita, junto a la pared derruida de una antigua alquería y al que tuvo que espantar para poder encaramarse en sus ramas y llevarse a la boca unos cuantos higos, los higos más sabrosos que había comido en su vida.


miércoles, 16 de julio de 2014

La luz.



Las velas se consumieron sin darnos cuenta.

En la calle, la luz de una tímida farola intenta romper la noche.

Presta llegará la rosada aurora acariciando con sus dedos tu cuerpo, tu boca, tus ojos...

Anunciando, como una sombra, mi despedida.  


lunes, 14 de julio de 2014

¡Ya vienen!

Con cariño para todos mis familiares
y amigos arrantzales bermeanos.




BADATOZ !
¡YA VIENEN!
LES VOILÀ!
HERE THEY COME!


miércoles, 14 de mayo de 2014

Gordolobo


Siempre he pensado que dejar de fumar tabaco no resulta tan fácil como lo pintan. El tabaquismo es una adicción dañina para nuestra salud y como tal romper con su hábito exige una enorme fuerza de voluntad por parte de quien la padece.
Mira por dónde, navegando y echando la red, he descubierto una serie de plantas que, además de ser inocuas, son curativas para diversos trastornos; entre ellos el tabaquismo, la bronquitis y el asma.

¡ Y SON PLANTAS FUMABLES!

Aquí os dejo la lista  top ten y el rey del mambo:
Alga o Fuco. También denominada lechuga marina.
Árnica. Tabaco de montaña.
Artemisa común. Tabaco de San Pedro
Bardana común. Sus hojas se mezclaban con la artemisa para fumar en pipa.
Eucalipto. En Francia se venden cigarrillos sólo a base de hojas de eucalipto.
Felandrio.
Lechuga escarola. Se trata de una de las mejores planta fumables.
Malva.
Malvavisco. Hierba cañamera.
Gordolobo.
Y el rey del mambo es…….

Tusilago. (Tussilago farfara) Los expertos aseguran que la fárfara es una de las mejores plantas con las que sustituir el tabaco. Bueno para curar la bronquitis y es expectorante.

Pero entre todas ellas permitidme que repare en una planta muy especial que, majestuosa, adorna por estas fechas las cunetas de nuestros caminos y senderos. Es una habitual de nuestro paisaje por lo que tan solo tenemos que salir corriendo al herbolario más cercano que no es otro que la Naturaleza que nos rodea: la farmacia verde de la abuela.
Su elección no se debe sólo a sus bondadosas cualidades farmacológicas sino a otros usos que desde tiempos lejanos se le han dado a esta planta y de los que daré debida cuenta tras la exposición que de ella hace Pío Font Quer en su magna publicación de Plantas medicinales.


Gordolobo (Verbascum Thapsus L.)
Descripción.
El gordolobo es una de las 4600 plantas que componen la familia de las "escrofulariáceas”.
Esta planta puede llegar a medir hasta dos metros y se hace en dos años. Durante el primero forma un rosetón de hojas y arraiga, durante el segundo echa tallo. El tallo y las hojas de esta planta se cubren de una borra muy espesa, blanquecina o más bien amarillenta, que las da un aspecto como de franela.
Las flores tienen la corola amarilla, dividida en cinco gajos algo desiguales y profundos. Los estambres son también cinco y tienen los filamentos cubiertos de pelos lanosos. Las flores forman un gran ramillete terminal, como hopo de zorra. Florece en Mayo hasta finales del verano.

Recolección.
Se recolectan las corolas a medida que se van abriendo las flores, los dias claros y de mucho sol, ya bien entrada la mañana. La desecación ha de hacerse rápido, al sol, en una sola capa, sobre papel y protegida del viento para lograr que se sequen pronto. Se conservan en frascos bien tapados, protegidos de la humedad y de la luz.

Composición.
Las flores contienen saponinas, verbasterol e hidratos de carbono.
Las hojas contienen saponinas hemolíticas, mucílagos y materias amargas.
Las semillas contienen las saponinas en cantidad notablemente inferior y sin ningún alcaloide.

Virtudes.
Es planta tranquilizante, sudorífica, expectorante, pectoral, diurética y béquica.
Desde muy antiguo se emplearon las flores contra la tos y para combatir toda suerte de catarros de las vías respiratorias. La infusión de gordolobo, para combatir el asma, se prepara empleando 15 gramos de flores secas por litro de agua hirviendo y se filtra en colador de tela para evitar que los pelitos de los estambres puedan irritar la garganta.
Dice Leclerc que más de un anciano asmático ha podido ver aliviado mediante el uso de esta infusión que parece estar dotada de una ligera acción narcotizante.
Contra los catarros bronquiales, forma parte de la tisana de las "siete flores pectorales”: pie de gato, amapola, malva, malvavisco, tusilago, violeta y gordolobo. Se prepara una infusión con 15 a 25 gamos de esta mezcla por litro de agua y se toma en caliente.
Otro remedio casero para mejorar los sabañones y las grietas de las manos, se hierven un puñado de hojas desmenuzadas en 1 litro de leche y se cuelan, lavándolos durante un buen rato antes de acostarse.
Estas mismas hojas, después de hervidas en leche, como ya se ha dicho, pueden aplicase en cataplasmas para aliviar los dolores que producen las hemorroides. La leche una vez colada y separadas las hojas para el emplasto, se toma en ayunas.



Tabaquismo. Las hojas del gordolobo ya secas pueden ser desmenuzadas y fumadas. Sirven como excelente expectorante para calmar al asmático, así como para calmar las ansias de aquellos que desean dejar de fumar. E. Dromer comenta: "Una mención particular merecen las plantas de hojas vellosas, a las que pertenecen el tusilago y el gordolobo. Estas hojas, secadas al horno, proporcionan un producto que se lía muy bien en cigarros, y se amolda a la pipa. Su sabor es un poco picante, recordando por esta razón al del tabaco.

Cosas muy curiosas sobre los usos y propiedades del Gordolobo.

Las antiguas romanas utilizaban las flores de Gordolobo maceradas en agua para dar color rubio a sus cabellos.

En la Odisea, Ulises se protegía con esta planta de los hechizos de la maga Circe, “rica en venenos”. Aunque es posible pensar que la planta Moly, que Hermes dio a Odiseo, fuera en realidad la llamada Ruda salvaje, pues es la que por su apariencia física, propiedades mágicas y denominación se ajusta más a la descrita por Homero.

Antiguamente se utilizaban sus hojas para los candiles y el vástago untado con aceite o pez se empleaba como blandón, antorcha o hacha de fuego; de ahí su nombre medieval de lucernaria, candelaria y herba luminaria.

Según Hildegarda de Bingen, abadesa, gran fitoterapeuta y médica medieval, el gordolobo ayuda a aquellos que tienen el corazón débil y triste. Ella recomendaba la preparación de un buen vino con partes iguales de hojas y flores de Gordolobo e Hinojo, hirviendo la mezcla y luego tomándola caliente. Para alegrar el corazón así como curar la garganta áspera y la voz ronca.

Pesca con gordolobo.

Al igual que para la caza, para la pesca también se emplean un buen número de plantas que contienen diferentes tipos de alcaloides (la rotenona o la saponina). Podríamos citar algunas tales como la cicuta, el beleño, la belladona, la pita o agave, el torvisco…
Pero no nos olvidaremos de nuestro amigo el gordolobo o verbasco.
Esta planta juega un importante papel en la práctica, ahora prohibida, de la pesca mediante la técnica del «envarbascado». En el Dioscórides renovado se puede leer: “A las mismas saponinas hay que atribuir sus facultades para envarbascar las aguas; los peces, intoxicados, se dejan coger a "bragas enjutas". Esta pesca fraudulenta se realiza machacando los frutos maduros con las semillas dentro o bien extrayendo los jugos de la planta. En ambos casos, añadiendo agua a dichos jugos o a las semillas machacadas y echándola a la de las pozas de lenta renovación, los peces quedan pronto como atontados.”. Es decir, la saponina de esta planta actúa sobre una enzima que regula la respiración branquial del pez dejándolo entumecido.

Espero que os haya gustado la información recogida en esta entrada sobre una planta tan común en nuestros campos como interesante y desconocida es ..... el gordolobo.





lunes, 5 de mayo de 2014

la ranita de Juan Antonio

  

Es una más de la casa. ¡Qué extraño! Prefiere llamar la atención antes que pasar desapercibida. Sabe que  Jaruchi y Monti - los gatos de los abuelos- nunca le harán daño y por eso exhibe imprudente y sin pudor su piel desnuda en todo su esplendor.

La rana verde
¿está tu cuerpo también
recién pintado?

 A veces te la encuentras entre las matas de perejil o sobre el poyo de pizarra  que hay junto al pozo  o resguardada de la tormenta que se avecina entre las hojas de la yuca. Pero este es su lugar preferido: el recodo de sol y sombra junto a la ventana de Marijuana.
Es de la familia; es la rana de Juan Antonio .


domingo, 27 de abril de 2014

Ausente tarde de abril


-Qué buena tarde para ir al río, padre.
- Ya no me acuerdo cuándo bajé la última vez. Tiene que ir muy bonito por estas fechas.
-Pues yo tengo ahí la burra. Vamos p’allá.
       Apuramos el café y el cruasán en el bar de Jonny y cogimos carretera y manta, despacio, regalando nuestro tiempo a los blancos pétalos de la flor de jara y al morado del cantueso en las cunetas.
       Atravesamos el cauce del arroyo el Búho y dejé el coche aparcado bajo la sombra protectora de la encina de la vega. No era cuestión de fatigarse sino de contemplar y recordar. Aun así te esforzaste por encaramarte en el puente el Conde.


        Su calzada parecía unir la tierra con el cielo, a los de aquí con los de allá. Y afloran los recuerdos…
-¡Qué derrotá está la huerta! Anda, que el molino de Santiago!
        Pero el agua, como la vida, fluye. Río Almonte arriba los riberos son ahora menos repinaos porque son los de sus años de gañán tras las cabras del Toconal y, por un momento, sus piernas parecen respingar.


- Entre esos canchos parió una cabra y el chivino se quedó escondío toda la noche. ¡Con qué ansia mamaba de las ubres de su madre al día siguiente!
       Y la muchacha de Roturas , que moza se quedó por culpa de aquel ojo tuerto que le afeaba la cara, que venía a lavar al río, bajo ese otro ojo del puente, que le guisabais el puchero puesto a la lumbre con vuestra agüita amarilla, que no era clara, que no veía.


          Y los cañales de tío Solano. ¡Vaya peces! Y los madroñeros que venían reventando el río a golpes de pura dinamita.
-Parece que estoy viendo ahora mismo a tío Santiago que se tiraba al charco casi antes de que estallara el cartucho. ¡Cómo podría!
- ¿Os dejaban coger sus peces?
-¡Qué iban a decirnos, si lo que ellos hacían tampoco era de ley!
          Y su hermano Jeromo, pescando anguilas, que las había, con un calcetín para que no se le escurrieran entre las manos.


         Y el pastor de tío Pedrón, que cuando regresaba a la casa se ponía a oler la ropa a su mujer: ”¡Huele a hombre, huele a hombre! “, dices que decía.
        Por un instante, apoyado en el petril del puente, añoras todo aquel tiempo y dejas que tu mirada flote corriente abajo. Te quedas en silencio. Ya sé que estás pensando en madre.


       Sacas la cuchillina y la afilas frotándola contra la hoja cortante de la pizarra. La alfombra de ranúnculos blanquea la orilla del río y de pronto un cernícalo lagartijero arranca el vuelo desde su nido en uno de los mechinales del puente.
-¡Qué bonito está el río, padre, y el campo todo! Entran hasta ganas de vivir, pienso en mis adentros.
       Pero cae la tarde y sientes frío, un frío extraño.
- Vámonos, padre.
 Y regresamos.


Madre, mira lo hermosas que lucen las hijas del sol.

sábado, 22 de febrero de 2014

Haiku



En la solapa
al invierno helado
le brotó una flor



Recordando a Emily Dickinson...


Tras la ventana
un pensamiento abraza
el Universo



Guarda tus garras
zalamero se acerca
un gato negro.





 En el piano
porque suena el silencio
bailan mis manos


 No tengas miedo
El guardián de la casa
vela tu sueño

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