A
propósito de la pronta exhumación de los restos del dictador Francisco Paulino
Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde, abro esta hermosa novela de fantasía por
la página 39 y leo……
_ Hace mucho, mucho tiempo, hace
quinientos años o más, en el crepúsculo
de un día de invierno entró en la iglesia vacía un joven con una muchacha que
llevaba hojas de hiedra trenzadas en el pelo. Y sólo las piedras vimos cómo la
estrangulaba. El joven no fue castigado por su crimen, porque no había más
testigos que las piedras. Pasaron los años y cada vez que el hombre entraba en
la iglesia y se mezclaba con la congregación, las piedras gritábamos que él era
el asesino de la muchacha de las hojas de hiedra trenzadas, mas nadie nos oía.
¡Pero aún no es tarde! ¡Nosotras sabemos dónde está enterrado! ¡Está en el
ángulo sur del crucero! ¡Pronto! ¡Traed picos! ¡Traed palas! ¡Levantad las
losas! ¡Desenterrad sus huesos! ¡Que sean aplastados con la pala! ¡Despedazad
su cráneo arrojándolo contra los pilares! ¡Que también las piedras se cobren su
venganza! ¡Aún no es tarde! ¡Aún no es tarde!
Catedral de York
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