Te conocí un otoño : El camino de regreso.
¡Qué fácil me resulta ahora
desnudar la mentira o disfrazar la verdad !
Refugiado en la ensoñación
me caliento al fuego esta noche de lluvia.
Ya recuerdo.
Fue otra noche. De furia . De veneno . De odio . De miserias .
Rencores antiguos que estallan como cohetes de pueblo.
Una encerrona de lagartos cobardes en la calleja.
La repudiada.
¡¡ cuánto dolor !!
Isabel :
Bálsamo , bésame.
Tus labios recorrían mi cuerpo magullado .
Lamías mis heridas de perro apaleado.
Me dabas calor .
Cubrías con tu piel desnuda mi piel dolida.
Me dejabas correr por tu vientre a esconderme en tu regazo.
¡¡ cómo temblaba !!
Isabel , ¿ duermes? . Calma del alma.
Ya recuerdo .
Aquella noche sorprendí una estrella fugaz . Despistada.
- Si me concedes un deseo te dejaré marchar .
-¿Qué deseas?
-La felicidad eterna.
-Sabes que es más fácil atrapar una estrella despistada
que ser feliz. Pero puedo darte un instante, un reflejo.
Junto a ella. En sus brazos.
Al abrir mis manos para soltarla
descubrí los dedos impregnados por un
polvillo gris : eran las alas de una mariposa de luz.
Ahora recuerdo.
Despertaste entre mis brazos.
Junto a ti, en la mesilla de noche, un libro de poemas.
Antonio Machado. Tu poeta.
¿Recuerdas?
¡Qué fría y desangelada su pensión de Segovia!
Tras los tenues visillos corridos de la ventana
una muchacha extraña nos observaba .
-Gracias por el libro.
-Gracias a ti por hacer que vuelva a sentirme vivo
después de tanto tiempo.
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