Primo,
Tú , que siempre te acordabas de mí.
Yo, que nunca me olvidaré de tí.
Atracaste al fin el dolor de tu cuerpo.
Que agotado ya de tanta briega
descanso encuentra en tranquilo puerto.
Tras la estela de todos los abrazos
zarpa tu alma,
Iza las velas al viento envueltas
con dulce aroma de miel de encinas
y rota la calma de tantas siestas.
Mordió la luna rabiosa
al sol del alba
anunciando tu partida.
Te vas pero nos dejas
con la paz de tu sonrisa
blanco pañuelo
que serena el duelo.
¡qué lejos va quedando el mar!
Primo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario