En la lucha del Bien contra el Mal, siempre es el pueblo quien pone los muertos.
Esta aplastante sentencia es uno de los muchos pensamientos humanitarios que nos dejó en vida, como un fueguito para siempre encendido, Eduardo Galeano, el escritor uruguayo fallecido el pasado lunes.
El siguiente texto, que he decidido hacer mío, a mi manera, también forma parte de su legado. Dice así:
Un niño de tres años comentó: “El mundo no sabe dónde está su casa”. Estaba mirando un mapa.
Podía haber estado mirando esta dura imagen captada por el niño que llevo dentro y que camina con la mirada atenta en uno de esos no siempre hermosos y benévolos parajes de nuestra sierra villuerquina.
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