Escucho latir el corazón de mi madre
En el cáliz de las azucenas.
Y eso me tranquiliza.
Su fragancia me recuerda
el olor de su piel
y de su grifa cabellera.
Y eso calma mi alma.
Por eso siguen ahí, junto al pozo
En el rincón florido del huerto
Como cada primavera.
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