Lleva ya demasiado rato llorando, gimiendo con un llanto que
suena a premeditado y meticulosamente estudiado. Un berrinche. Si hay algo insoportable y que siempre me supera es el llanto de los
niños. Nuestra especie ha sido diseñada para que no sólo sea la madre quien
cuide a las crías; por eso todos respondemos a su llanto. Me acerco desesperado
a la ventana intentando distinguir el lugar exacto y tal vez, la razón que nos
perturba. Es entonces cuando oigo al
niño a voz en grito:
_¡¡¡ Lo quiero ahora !!!!
No hay más que hablar. Tan solo se trata de una urgencia innecesaria
en alguien que por lógica tendrá todo el tiempo del mundo. Cierro
la ventana y regreso a mis asuntos. Recuerdo una frase tantas veces escuchada
en casa, siempre en boca de los mayores.
¡Qué estaremos
criando!
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