sábado, 17 de agosto de 2013

La leyenda de las hormigas

      Hace ya tiempo que pude leer un estudio publicado en la Revista de Folklore escrito por Jose María Domínguez Moreno y titulado: Despoblados extremeños: Mitos y Leyendas.
      En dicho artículo aparece el despoblamiento del Egido de Centenera. Me pareció interesante poderlo compartir y difundir por lo que me atrevo a transcribir el apartado que hace referencia a las causas que provocaron el traslado de la población desde El Egido al asentamiento actual de nuestra localidad: Aldeacentenera.

La leyenda de las hormigas

      [...] Casi en el vértice en el que confluyen los limites de las comarcas de la Penillanura Trujillana, los Ibores y  Las Villuercas, y rayano al citado concejo de Cabañas del Castillo, se localiza Adeacentenera. En su término se ubica el despoblado que se conoce como Egido de Centenera, una localidad que tuvo su mayor auge durante los siglos XV y XVI.          
        En este tiempo se constata una fuerte emigración hacia tierras americanas. En la gesta americana alcanzaron cierto renombre tres vecinos de la localidad: Pero Alonso, Martín Barco de Centenera y Alonso Álvarez de Pineda.
        El éxodo al Nuevo Mundo se agudizará al entrar en crisis su forma de vida derivada de la trashumancia. La construcción del puente de Albalat sobre el río Tajo acorta el camino para las grandes ganaderías ovinas, con lo que se eliminaba el paso por el Egido de Centenera.
       A principios del siglo XVII los pocos vecinos que quedaban buscan un nuevo acomodo dentro de las tierras del Marqués de Risell, dueño de extensos predios en la comarca, para el que trabajan como colonos, dando vida a un minúsculo núcleo de viviendas entonces ya llamado Aldeanueva y que, tras la llegada de los nuevos vecinos, sería nombrada Aldeanueva de Centenera. Se trata de la actual Aldeacentenera.
      Como recuerdo de su pasado aún permanecen visibles en el Egido de Centenera un pozo, los restos de un tejar, las huellas de algunos edificios y una ínfima parte de los muros de la iglesia. Del Egido pudo venir a Aldeacentenera la talla de la Virgen románica que se custodia en la iglesia.

Antigua iglesia del Egido de Centenera

      Estos hechos, como ocurrió en los casos precedentes, han sido borrados del recuerdo de los habitantes de Aldeacentenera, que, por el contrario, mantienen viva la leyenda que alude a la despoblación del Egido. La misma responde a los arquetipos ya enunciados: los vecinos huyen de una plaga de hormigas que destruían las viviendas, atacaban a las personas y provocaban la muerte de los más pequeños.
      La presencia de las hormigas es la causa más común de cuantas tienen que ver en el resurgir de los despoblados en Extremadura.
     Sin embargo esa afirmación de ninguna de las maneras la compartían los ilustrados de la época, como se refleja en el texto que el Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura recoge bajo el epígrafe de “Reparos y advertencias a la respuesta de la villa de Belvis”, donde se exponen las que se consideran causas del despoblamiento de Campillo y de otras localidades extremeñas:

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“Las verdaderas ormigas que han aniquilado esta y otras poblaciones en la provincia son los
adehesamientos, los ganados trasumantes apoderados de ellos, la peste del siglo catorce, la decadencia de la agricultura y otros vicios dela constitución; cada dehesa repartida entre pequeños propietarios pudiera contener una población de hombres y sólo contiene una población de obejas, en ella pudiera haver  hombres, ganados y labranza, y apenas ay mas que ganado y éste inútil a la provincia”
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Aquí os dejo el enlace del artículo completo por si queréis leerlo.
                      
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                  CNAE 3519 - 4010                  



De camino al castro vetón de la Coraja quise mostrar a mi buen amigo y estremeñu por los cuatru costaus Ismael Carmona García lo que quedaba de los restos del antiguo emplazamiento de mi pueblo. También pudo conocer in situ el tipo de actividades a las que el gobierno municipal dedica El Egido de Centenera en los tiempos que corren.

No se me olvidó mencionar la posibilidad de explotar otros recursos medioambientales que "nuestro" Egido ofrece como es el turismo ornitológico al formar parte de la Zona de Especial Protección de Aves de la penillanura trujillano-cacereña.

Pero ese es otro cantar. Me limité a aconsejarle:
-"Cuidado por donde pisas, Ismael. Aquí hay un nido de alcaraván".                     
    

Huevos de Alcaraván Común (Burhinus oedicnemus)

 ¿Sabéis el cuento de la picaciña, la zorra y el alcaraván? ¿No lo sabéis?
Pues.... Érase una vez.......







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