«Cacho e tierra que tienes entrañas
que
moldean la entraña del pueblo.
Cacho e tierra que ordeñas y endulzas
y cuajas el agrio süor del labriego:
Yo te traigo la güena simiente,
la flor del granero:
trigo rubio, más rubio que el oro
que d'América trajo el agüelo;
trigo rubio que en pan convirtiera
la Jambre, si Amor no anduviera por medio.
Cacho e tierra que ordeñas y endulzas
y cuajas el agrio süor del labriego:
Yo te traigo la güena simiente,
la flor del granero:
trigo rubio, más rubio que el oro
que d'América trajo el agüelo;
trigo rubio que en pan convirtiera
la Jambre, si Amor no anduviera por medio.
Ten allá. Y en la paz de tus surcos,
y al calor maternal de tus senos,
que brote, que brote. Que tallos lustrosos
saluden, airosos, al paso del viento,
mostrando gozosos hermosas espigas,
Y aluego
cuando al sol el jocino relumbre
terrible, siniestro,
que humildes agachen sus testas de oro
como sí el jocino les pidiera un beso.
y al calor maternal de tus senos,
que brote, que brote. Que tallos lustrosos
saluden, airosos, al paso del viento,
mostrando gozosos hermosas espigas,
Y aluego
cuando al sol el jocino relumbre
terrible, siniestro,
que humildes agachen sus testas de oro
como sí el jocino les pidiera un beso.
Cacho e tierra que tienes
entrañas
que moldean la entraña del pueblo:
Dios te salve de grama y cenizo,
Dios te salve de la ira del trueno,
Dios te salve del hombre sin nombre
que trunca, cobarde y brutal, tus empreños;
Dios te salve de hechizo de bruja,
Dios te salve del ala del cuervo,
que trueca en negrillo la espiga que toca
¡Dios te salve y te dé buen tempero!»
que moldean la entraña del pueblo:
Dios te salve de grama y cenizo,
Dios te salve de la ira del trueno,
Dios te salve del hombre sin nombre
que trunca, cobarde y brutal, tus empreños;
Dios te salve de hechizo de bruja,
Dios te salve del ala del cuervo,
que trueca en negrillo la espiga que toca
¡Dios te salve y te dé buen tempero!»
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