Procura que no conozca tu escondite. Tú
ya no estás para estos trotes. Guárdate de mostrarle tu guarida. Porque no pasará
jamás de largo.
Y cuando pienses que por fin desprevenido llegas
a casa, susurrará en tu oído las penas
que le aquejan, a la cola del supermercado. Se aliviará de carga ante la caja
registradora. Tú serás quien pague.
Y cuando te creas por fin seguro en tu
agujero, desgarrando el pan de cada día, se sentará a la mesa. Te quedará sin
hambre y sin mendrugo. Ya sabe el camión de la basura dónde descargar su
contenido, vaciarse de inmundicia y
pestilencia.
Porque no todo lo que pasa está en tus manos.
Guárdate de mostrarle tu guarida. No
conviertas tu vida en escombrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario